Felicidad por 25 pesos

No es un pájaro, no es un avión, y definitivamente no es Superman. Lo que ven en esta imagen es simple y sencillamente un papalote. Un papalote, cometa, o como se les antoje decirle, que me costó 25 pesotes (en Valle de bravo, en uno de los muelles). Así comienza el segundo post del fin de semana en Valle.
Es verdaderamente sorprendente como algo tan sencillo puede entretenerte tan sanamente y sin ninguna complicación. Hace poco hablaba con mi papá acerca de cómo a veces nos hace falta disfrutar las cosas "chiquitas" de la vida. Cosas sencillas que deben asombrarnos, maravillarnos, divertirnos y hacernos sonreir. Pues resulta que Rose y yo nos dimos el lujo de disfrutar una de estas cosas. Compramos el papalote en cuestión, y enseguida lo echamos a volar. Había un viento estupendo para el propósito y en menos de 5 minutos ya estaba volando con todo el carrete de hilo a mas o menos (yo calculo) unos 25 metros de altura. Hacía tan buen viento, que textualmente, nos sentamos a verlo volar durante una hora. Claro que de repente nos levantavamos y corríamos para verlo moverse en el aire, pero la mayor parte del tiempo estuvimos sentados, tomados de la mano, y de lo más entretenidos volando el dichoso papalote.
¿Tiene algún sentido que les cuente esto? Sí, lo tiene, de hecho dos. El primero es para compartirles mi alegría en ese instante, les juro que no me hacía falta absolutamente nada. El segundo es un poco más profundo, quisiera recordarles que la vida se hace de momentos, y vale la pena disfrutar lo pequeño, porque si vivimos esperando un gran momento de alegría, puede ser que nos quedemos esperando, o al menos, nos serán tantos como quisieramos.

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