Reflexiones de automovilista
Pues el día de hoy tenía un poco (en serio, un poco) menos de sueño que de costumbre mientras venía hacia la oficina, sin embargo, como todas las personas que deben realizar un trayecto considerable hacia sus trabajos, sufrí del inevitable tráfico, y esto me puso a pensar. Claro que es mucho más fácil pensar y debrayar (o hasta quedarte dormido) cuando, como en mi caso, el radio del coche no sirve y tengo que conformarme con el agradable ruido de los ratones haciendo fiesta por lo sucio que está ultimamente (obviamente, no tengo ratones en el coche, es pura retórica).
Hoy decidí que el tráfico debía caer en dos clasificaciones, la primera y la más importante, aunque no la más común, es el tráfico justificado, y es aquel del cual disfrutamos cuando algún idiota despedaza su coche por distraido, borracho, dormilón, o sólo por ir más rápido de lo que debe. También tenemos la oportunidad de disfrutar de éste cuando a nuestro apreciable gobierno se le ocurre que el bacheo y la reconstrucción urbana deben llevarse a cabo entre las 5 y las 9 de la mañana, o cuando hay una manifestación para defender una noble causa (esto también es completamente retórico). En términos más simples, cuando hay una razón (por eso es tráfico justificado, ¿no?).
La segunda, y lamentablemente más común forma de tráfico, es lo que yo llamo el tráfico estúpido, y le llamo así porque no hay razón aparente de su origen, simplemente ahi está, y pasado un tramo, como que todo vuelve a la normalidad. Atribuyo su existencia a la estupidez colectiva de los ciudadanos (no estoy diciendo que los ciudadanos sean estúpidos per se, más bien es como que el colectivo si salió medio malito de sus facultades, y repito el colectivo). Como quiera que sea, el tráfico estúpido nos atrapa en promedio unas tres veces cada vez que cualquiera se sube a un coche (ya sea hora pico o no, siempre toca al menos un pequeño tramo con tráfico estúpido). Por otro lado, la característica más molesta con que cuenta este tipo de tráfico es, sencillamente, que no existe un carril correcto. Después de muchos estudios y experimentación, he descubierto que siempre se estará en el carril más lento, y si se desea, se puede cambiar de carril, sólo para descubrir que el nuevo resultó igual o más lento aún.
En fin, creo que fué demasiada reflexión para un solo día, así que buen día a todos, y espero en el fondo de mi corazón que no encuentren tráfico estúpido hoy.