martes, 12 de junio de 2007

¡Feliz cumpleaños!

Vaya si tuve un fin de semana ajetreado. Resulta que (para aquellos que no lo saben), el pasado domingo 10 de Junio fue el cumpleaños de un servidor. La verdad nunca he sido de hacer grandes fiestas y mucho aspaviento al respecto, así que me limité a pedir el lunes en la oficina (fecha en que también es cumpleaños de mi mamá), planeé con mi hermana una pequeña sorpresa para mi mamá, y jalé para Cuernavaca con mi novia, mi primo, y dos amigas para cuerna desde temprano, esperando a mi papá y mis dos hermanos que llegaran más tarde.

Claro que la idea era empezar la "celebración" desde el sábado mismo, unas chelas junto a la alberca en la tarde, algo rápido para comer, unos tragos en la noche -tal vez en un bar, tal vez casero-, en fin, nada espectacular, sólo quería pasar un rato a gusto. A eso de las 6 pm arribaron el resto de mis familiares (dichos hermanos y mi papá, quien se había estado sintiendo mal del estómago desde medio día), con la mala de que el "jefe" seguía sintiendose mal, y no sólo eso, se sentía peor, ya ponía su cara de enfermo (pocos la conocen, pero se pone pálido, se acuesta en donde puede, cierra los ojos y respira con dificultad). Para simplificar la historia, tuve alrededor de 5 peleas con él en ése día, lo llevé al médico prácticamente a rastras, y lamentablemente su diagnóstico no fue atinado (probablemente por que mi papá insistía en que no era nada, que conocía los dolores preocupantes y que no era de esos). Ya de regreso en casa, se puso peor, y hasta me echó la culpa por "echarle la sal", cosa a la que dí muy poca importancia.

Entonces, con todo y todo, la suerte nos sonrió, ya que una amiga/vecina que resulta ser médico (con quien no tenía contacto hace más de 6 meses), apareció en escena y nos propuso llevarlo al hospital donde trabaja, para poderle sacar unas placas, ya que era muy "obvio" que lo que tenía era un cuadro de repetición de una oclusión intestinal, y teníamos que descartar la posibilidad antes que nada. (¿repetición? dirán algunos, pues sí, hace 8 meses, mi papá fué operado de emergencia por una oclusión intestinal complicadísima en la clínica de medicina general No. 32 del H. Seguro Social. Aparentemente, las cicatrices en el intestino causadas por aquella cirugía, pueden causar que el intestino se cierre de nuevo, bajo ciertas condiciones).

Una vez en el Hospital General de Cuernavaca, fue atendido de urgencia y las placas revelaron que en efecto sufría de una oclusión intestinal, no tan severa ni peligrosa como la anterior, de hecho, no requirió cirugía, tan sólo el uso de una incomodísima sonda nasogástrica y observación. Dejé a mi papá a las 11:48 pm del sábado para ir a dormir, con mis planes de cumpleaños en decimotercer término y mi hermano en custodia del enfermo hasta las 7 am del domingo.

Una vez que llegó el domingo y mi hermano fue relevado para que fuera a dormir, me comuniqué con mi mamá para avisar que no estaría con ella (algo más o menos obvio y que ella ya esperaba). Me dí a la tarea de cuidar a mi padre durante buena parte del día, escuchando y preguntando a los doctores acerca de la situación, que iba mejorando de manera constante y parecía que sería menos complicada de lo que pensamos en principio. Sin embargo, a eso de las 2 pm, mi hermano me dijo que fuera a ver a mi novia, que estaba en casa de una amiga, lo cual agradecí y aproveché. Al regresar, sin embargo, resultó que el médico que lo trataba lo quería pasar a piso (seguía en urgencias) para seguir observándolo, y mi padre, como ya se sentía bien y en apariencia la oclusión había sido superada, discutió con él y decidió darse de alta voluntaria.

Mi domingo terminó con otras dos peleas con mi papá acerca del tema, pero estaba tan cansado que ya no quise discutir. Como había pedido el lunes en el trabajo, decidí quedarme en cuernavaca mientras los demás se regresaron, quedandome con mi primo para ir a felicitar a mi mamá el día siguiente (por supuesto, la sorpresa para mi mamá ya no pudo llevarse a cabo). El lunes transcurrió sin mucho problema, y en la tarde fui a ver a mi novia un rato (se tuvo que regresar de Cuernavaca en autobús desde temprano), y terminé más o menos tranquilo, aunque aún un poco cansado, el fin de semana de mi cumpleaños.

Nótese que lo que me dió más coraje fue que mi papá no quisiera atenderse, y que decidiera por necedad salir del hospital.

Como nota al margen, si les agradó mi post anterior, ya le hicieron secuela, saludos Mac.


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1 comentario:

Diego dijo...

Que mal plan que no pudiste celebrar tu cumpleaños como lo habías planeado, pero bueno, son cosas que suceden. Lo importante aquí es que al parecer tu padre ya se encuentra bien.

Sea como sea tuviste la oportunidad de descansar el lunes más tranquilo y ya con eso me parece que valió la pena el fin de semana, a veces hace falta una semana laboral corta.